domingo, 28 de septiembre de 2014

Al calor de las noticias ( 28 de septiembre de 2014), por Antonio Ruiz de Pablo

Al calor de las noticias ( 28 de septiembre de 2014).

Desde que se tuvo constancia de que este fin de semana se procedería por Mas de la firma de la ley de Consultas catalana y el decreto de convocatoria del decreto del referéndum consultivo del nueve de noviembre, pues ya tenía la convicción que estos días el asunto catalán iba a monopolizar a todos los rotativos, a los de más allá del Ebro y los afamados periódicos madrileños, y vemos que todos editorializan al respecto, en las que todos siguen a piñón fijo, y que quieres que les diga, los grandes beneficiados son los respectivos gobiernos, para nada se aventura que en breve entrara en el Congreso el proyecto de presupuestos del Estado.

Destacamos, en primer lugar, el editorial de La Vanguardia: "Democracia y respeto a la ley, esa es la ecuación que debe aplicarse en este momento difícil. Hay una realidad política y social en Catalunya que no puede ser ignorada. Una realidad que se ha expresado en las urnas, que se ha manifestado en la calle y que es seguida con mucha atención por los principales medios de comunicación internacionales. Y, a la vez, debe respetarse la Constitución"; reclamando a Rajoy que "El Gobierno de España tiene la obligación de escuchar a la sociedad catalana. No es una posibilidad. Es su obligación, en un momento político extremadamente delicado y con unas perspectivas de recuperación económica favorables que podrían verse negativamente afectadas por una mala gestión del problema. En una España en la que se producen situaciones delirantes, como la rebaja de impuestos en comunidades perpetuamente beneficiarias de la solidaridad interna, el Gobierno no puede ser una figura enjuta escudada en la Constitución. Debe escuchar, atender, comprender y ensanchar el margen de la política".

Para El Punt Avui, "el enemigo es muy fuerte y muy intransigente" y será "muy difícil" llegar a las urnas. "Un enemigo que no hay que menospreciar”, mientras Ara abre portada diciendo "Convocados" y la firma agigantada de Artur Mas --rúbrica más propia de Goliat que de David--, lamenta en su editorial que Rajoy busque frenar el proceso a través del Tribunal Constitucional y que haya renunciado a buscar una solución política.

Desde la prensa madrileña se ve, como siempre, de manera distinta, así El País "Mas deja el destino de Catalunya en manos de la movilización callejera", ABC sentencia que ha llegado a "la hora de la ley" y que el Consejo de Estado emitirá un dictamen desfavorable a la consulta en Catalunya ante la "rebelión" de Mas. La Razón lo tiene muy claro qué sucederá o así al menos lo asegura en su primera: Mas y Junqueras "no romperán España". El diario que dirige el catalán Francisco Marhuenda afirma en su editorial que lo del sábado fue "un golpe a la democracia" y señala que el TC suspenderá "de forma inminente" la consulta.

Por su parte El Mundo, en cuanto el TC tumbe la ley de consultas catalana, "la pelota estará en el tejado de Mas". "Si la Generalitat --agrega-- acata la decisión del Tribunal, el Gobierno hará bien en sentarse a dialogar. Es evidente que, al margen de la ley de consultas, existe un problema con Catalunya al que hay que dar respuesta. "Pero si Mas opta por la algarada o insiste en hacer un simulacro de votación, no habrá nada que negociar: lo primero es cumplir la ley y solo después llega el momento de la política, nunca al revés. Cualquier demócrata, y Artur Mas presume de serlo, debe saber que no hay nada más antidemocrático que incumpla las leyes quien ha de velar por ellas".

Y sin miedo a emitir mi opinión jurídica sobre la tan manida consulta, creo que es momento de decir una opinión, que descansa en mi experiencia jurídica, y creo que existen aristas suficientes, para mantenerse al margen de tanto desvarío, vamos a ello estimados lectores.

El decreto de convocatoria de la consulta no solo fija la fecha, las preguntas pactadas y la organización de la convocatoria. Mucho más importante que ello es la base legal con la que intenta superar el examen que hará el Tribunal Constitucional a instancias del Gobierno del PP.

Lo que plantea el decreto es que la consulta es el primer paso hacia una propuesta de reforma de la Constitución. Una eventual modificación que los partidos favorables al 9-N y al Sí-Sí saben perfectamente que es casi imposible que tenga recorrido político, dada la correlación de fuerzas actual en el Congreso.

Indicar el camino de la reforma de la Carta Magna es políticamente inviable, pero jurídicamente necesario. ¿Por qué? Porque el Estatut da competencias a la Generalitat para convocar consultas consultivas, es decir no vinculantes, esto es lo cierto, las consultas deber ser sobre cuestiones en el ámbito de sus competencias, y plantear la independencia excede de esas competencias.

En cambio, sondear la opinión de los catalanes «sobre el futuro político de Catalunya entiendo que es otra cosa bien distinta, sobre todo cuando el preámbulo nos recuerda que la finalidad seria que la Generalitat o el Parlamento catalán pueda ejercer la iniciativa de pedir la reforma constitucional, tal como se recoge en nuestro texto constitucional y el estatuto catalán, para ello cita el artículo 166 que remite al 87, en el cual se establece que son las Asambleas de las Comunidades las capacitadas para presentarla.

El camino legal que tenga la consulta es previsible: suspensión automática por parte del Constitucional a petición del Gobierno, tanto el decreto de convocatoria como la propia ley de consultas, pero sería importante que el Tribunal Constitucional no vaciara de contenido las llamadas consultas no vinculantes, creo que esa podía ser la vía de reconocimiento jurídico de la consulta, pero temo muy mucho que hará una aplicación restrictiva de que al ser una cuestión que rebasa su ámbito de competencias, pues lo declare nulo, veremos que ocurre, pero es preciso decir que existen argumentos jurídicos para que algún día se convoque una consulta para conocer si es preciso la reforma constitucional, pero sé que ando bien solo en esta opinión.

Antonio Ruiz de Pablo

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